miércoles, 12 de enero de 2011

Velodromo, una pelicula interesante

Alberto Fuguet, elogio de la libertad

El escritor y director chileno presentó en el Bafici su segundo film, Velódromo, y habló conlanacion.com; mirá el video. Por Milagros Amondaray

Jueves 15 de abril de 2010 | 08:26 (actualizado hace 272 días)

Alberto Fuguet, elogio de la libertadEl cine libre de FuguetFoto: Gentileza Alberto Fuguet

Por Milagros Amondaray
De la redacción de lanacion.com
mamondaray@lanacion.com.ar

Uno de los males del cine sobre "problemas existenciales" es su constante afectación. Como si el drama o los tiempos muertos fueran el único camino para mostrar la incertidumbre del hombre moderno, muchos directores se vuelcan por films que pecan de pretenciosos y que fallan en un punto clave: conmover al espectador. Velódromo es la antítesis de ese cine. No solo se ríe de ciertos lugares comunes sino que además comprueba que es posible hacer películas sin manipulaciones. El hombre orquesta detrás de esta pequeña maravilla es Alberto Fuguet, periodista, escritor, director y guionista chileno, quien estrenó mundialmente su segundo film trasSe arrienda en el marco del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires. Fuguet (cuyas novelas Tinta Roja y Mala onda son dos paradas literarias obligatorias) habló conlanacion.com sobre Velódromo, un film hecho en viñetas (inspirado en Jeffrey Brown y Mafalda), un sincero y modesto viaje de alguien llamado Ariel que dibuja su vida, no sin antes advertirnos que realmente no sabe "si hay mucha historia aquí".

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Alberto Fuguet, elogio de la libertadAriel y su computadora Foto: Gentileza Alberto Fuguet

Ariel es Ariel Roth, un treintañero que va contra lo que la sociedad le impone y cuya rutina diaria consiste en bajar películas, verlas en formato maratón, trabajar freelance como diseñador gráfico, juntarse con amigos o su novia del momento y, por sobre todo, andar en bicicleta. Su andar es constante, es lúdico, es propio de un hombre que busca una sensación de libertad, una manera de decirle al mundo que no tiene porqué seguir determinadas reglas. Ariel anda en bici "sintiéndose conectado consigo mismo y con la ciudad" y lo disfruta, como se nota que Fuguet disfrutó al filmar Velódromo. "Hice exactamente lo que quería. Fue como hacer una fiesta con mis amigos, sirviendo la comida que yo quería y poniendo la música que me gustaba. Por eso le tengo tanto afecto".

Otro de los rasgos característicos de Ariel Roth es que tiene más en claro a qué se opone que qué defiende, como dice Fuguet: "sus gustos son su religión". En Fast Food Nation de Richard Linklater, el personaje de Ethan Hawke dice en un momento que no sabe lo que quiere hacer, pero que sí tiene noción de lo que no quiere hacer. "Yo creo que, creativamente, funciono más en contra que a favor. Eso ha sido desde siempre, desde que escribo", dice Fuguet. Con Ariel sucede lo mismo. Esta suerte de contracara masculina - aunque con los decibeles misantrópicos más bajos - de Enid Coleslaw de Ghost World, escupe con sinceridad sus pensamientos y, aún bajo una actitud notoriamente egoísta, no cae en el cinismo. Y si por algo sucede esto, es porque Fuguet (junto con el co-guionista René Martin) logró volverlo carismático y porque encontró un enorme actor protagónico en Pablo Cerda.

Alberto Fuguet, elogio de la libertadAlberto Fuguet Foto: Martin Turnes

Le pregunto a Fuguet por Alta fidelidad de Stephen Frears, una película melómana donde el protagonista, Rob Gordon (John Cusack), repasa su vida amorosa (que desarrolla a prueba y error) con honestidad brutal y captándonos como cómplices de sus confesiones y hechos hasta insólitos. Fuguet se sonroja por la comparación pero no tiene por qué hacerlo. Velódromo nada tiene que envidiarle a Alta fidelidad. Ambas son películas libres lideradas por un hombre que se presenta (ya sea mirando a la cámara o mediante una voz en off) sin disfraces, como diciendo "así soy yo; me toman o me dejan". Lo mismo que solía decir Tom Sawyer, Huck Finn y Holden Caulfield ("Holden Caulfield y la familia Glass poseen el ADN de todos los personajes que me interesan y que, ya lo sé, ineludiblemente se parecerán a los que inventaré a futuro", confesó Fuguet en su imperdible blog Apuntes autistas).

Entonces, en Velódromo no hay trampas. Hay un personaje humano. Ni más ni menos que lo que uno ve. Un personaje que disfruta lo que hace, aunque no sea lo que todos quieren hacer. Porque Ariel no quiere casarse ni tener hijos ni se preocupa demasiado por el futuro. La inmediatez la siente todos los días sobre esa bicicleta. "Siempre me interesó crear personajes más que películas. Y eso tiene que ver con Alta fidelidad, de la que uno no recuerda exactamente todo pero sí a los personajes. Además, también me encantan esos libros que se llaman igual que el protagonista".

Video: Entrevista a Alberto Fuguet

El presente

Alberto Fuguet, elogio de la libertadAriel y su bicicleta Foto: Gentileza Alberto Fuguet

Le pregunto a Fuguet por Excursiones de Ezequiel Acuña, una película similar aVelódromo, a la que el cineasta chileno define como "entrañable" y en la que también importan los personajes y el disfrute. "Yo ya no tengo deseo de sufrir. La idea de que una película te mate, que pierdas tu casa o un riñón por hacerla me parece demasiado. El cine no tiene que ser un arte donde se sufra", expresa Fuguet. En ambas, claro, la música también juega un rol importante. Un rol tan vital que a uno le dan ganas de acompañar a los personajes en sus actividades recreativas donde los auriculares nunca les faltan. Y por los auriculares de Ariel sale de todo pero, fundamentalmente, la bella "Raindrops Keep Fallin´ on My Head", con su homenaje a Butch Cassidy and the Sundance Kid y ese paseo en bicicleta. Con esos bellos momentos de Roth sobre su medio de transporte, Fuguet construye una oda a la libertad y al aquí y ahora sin ninguna meta o discurso que obliguen al espectador a ser menos libres que Ariel.

"No me interesa tratar de enviar mensajes. Velódromo no fue una película creada con una meta", cuenta el director y agrega una creencia suya tan acérrima como las de Roth: "Yo creo que hay películas, que hay un cierto tipo de cine, que fue creado especialmente para uno". Y el cine de Fuguet es un cine necesario, un cine honesto. Es un cine que pedalea. Es un cine libre.