lunes, 4 de junio de 2007

Los libros abiertos
tirados desordenadamente
sobre la mesa
reflejan el estado de tensión
por un mañana lleno de
solemnidadades y formalidades.
Son las tres de la mañana
la radio está prendida,
el cielo se despejó
y veo una luna inmensa
aunque me cague de frío.
Es la manifestación mas pura
de mi vida, la soledad.
La musica me relaja,
pero me hace caer en la melancolía,
esto era lo que quería para el futuro,
pero no sabía de las externalidades
del querer.
Lo peor de todo
es que me enfría el alma,
porque ni pena me da.
Me acerco a un modelo
que no me gusta y fluyo hacía el,
solo retomo el estudio.
Curiosamente hoy cuatro días después
de ese fugaz momento de
desconcentración de estudio
abro un libro que hace años no lo ojeaba
y decía:
"Generalmente esa sensación de estar solo
en el mundo aparece mezclada a un orgulloso
sentimiento de superioridad: desprecio a los hombres,
los veo sucios, incapaces, ávidos, groseros, mezquinos;
mi soledad no me asusta, es casi olimpica."
(El tunel, Ernesto Sábato, página 80).
Todo estaba claro
soy un vicioso
uno de esos que quieren
solo exitos contemporáneos
y no me está gustando para nada.
A la última noche de invierno
que triste se va hacía el polo
del otro extremo
triste y con lagrimas en los ojos,
pasea solitaria y errante
por las calles de una ciudad apestada
de esas que todos odiamos
y las encontramos a diario
triste y con lagrimas en los ojos
encubre la atmósfera de un frío
el ultimo frío quizás antes
de emprender el viaje.
Saluda a las aves que vienen
llegando a tu contrasentido,
dales un saludo y la bienvenida
después de su extenuante viaje,
ese mismo que tu comenzarás.
Te paseo agradecido por tu presencia
gracias a ti no me sentí solo
muchas veces me protegiste
con tu silencio y tu tranquilidad
ayudaste a sentirme, a meditar, a susurrar.
Gracias noche de invierno
ahora que te vas
se que nos volveremos a ver
quizás en un año mas