lunes, 24 de marzo de 2008

No hay nada mas terrible que discutir con tu madre,
a pesar de lo mal que te lleves con ella,
a pesar de que no hayas la hora para ganar un poco de dinero
y mandarte a cambiar.
Discutir con la madre, es cortarte con tu propio cuchillo
siento que pierdo lo poco de felicidad que me queda con cada contienda.
Gane o pierda no hay satisfacción por hilar buenos argumentos,
o un revanchismo tosudo para la proxima batalla.
Solo queda ese pesar de insolencia,
sus nervios esquizofrénicos que me sacan de quicio
y esa pena de haberme convertido en un pésimo hijo,
en lo que ella no quería que yo fuera cuando me imaginó,
en esos instantes en los cuales miraba su vientre joven.
Puede que suene muy pesimista, pero la verdad es que soy masosquista,
no veo un cambio a futuro.
vivir en constante conflicto o violencia
al final del día me mantiene vivo y me mata a la vez.
Tal cual soy, una contradicción.

lunes, 3 de marzo de 2008

Frases

Que problema ese el de olvidar, no hay nada mas insoportable y desagradable que eso. Alguna fugaz y potente idea de un segundo, de un momento, una solución a un gran problema que se va, solo se va, dejándome con la ilusión de la genialidad.

Pude quizás haber logrado cualquier propósito, pude haber realizado poemas hermosos, ideas que me han producido gran carcajada interna en algún insoportable taco limeño. Tan solo frases provocadas por la desesperación de un estancamiento creativo o el rabioso alarido contra las insoportables, repetidas, monotemáticas canciones de amor. Como si la gente sólo se preocupara de eso, siendo que es lo último de lo que uno se ocupa, salvo quizás los tipos de amor ciego que son una excepción, en las circunstancias ajetreadas y adictivamente trabajólicas.

Sólo pasaron por mi oreja de la conciencia saludándome y probablemente se dieron cuenta que mi memoria no es buen lugar para habitar, un caos burocrático donde hay que hacer fila junto a recuerdos y frases de baja calaña, indeseables, resentidas, escondidas, con algún potencial inexplicable para una mente retardada, y por ende están ahí sin uso.

Ojalá ellas encuentre buen puerto en la mente de un escritor o en la de alguien con la sabiduría para albergarlas y así estas se encuentren cómodas, con el orgullo de sentirse a gusto en ese lugar, que sientan que valen la pena.

Algo que yo no les puedo dar.