domingo, 2 de septiembre de 2007

Idilio atómico

Ni París la eterna, ni la estación de autobuses de Maracaibo entre pregoneros de arepas, ni Varadero con arenas como ventiscas blancas ausentes entre un collar de islas, ni los callos donde tantas veces amé al mismo amado hombre, ni los santiagos multiplicados por afán de peregrinos y conquistadores, ni Venecia envuelta en la más fina neblina de carnaval, ni la Pampa extensa con molinos y vacas confirmando el origen, ni el oro del museo de Bogotá que canta el dolor del indio, ni las fuentes de Berlín con madonas inalcanzables, ni los bosques compitiendo en ocres auspicios del otoñal cambio de los días, ni el nocturno de Chepen desangrando su piano nostalgiando su infancia dejaron la misma huella que tu dedo, al dibujar distraído, un garabato sobre la línea de mi espalda...


este texto lo encontre en el blog hipocampo-h.blogspot.com, es demasiado hermoso, ojala algun día pueda tener la capacidad de escribir algo igual, merece ser compartido

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