jueves, 23 de septiembre de 2010
miércoles, 22 de septiembre de 2010
arrepentimiento
Hay momentos en los que uno se pregunta
¿Por qué pasaron? ¿Qué fue lo que sucedió?
Porque la sensación de arrepentimiento y desamparo
duelen como la hipotermia y no te dejan caminar con pasividad,
una hipotermia social que va formando muros
dejando yagas de vergüenza al tocarlo.
Envidio la racionalidad y la humildad para transmitir
los sentimientos de aquellos analistas que caminan paradójicamente
con orgullo de no equivocarse ni herir socialmente
de aquellos que te enjuician por enjuiciador
por entenderte más de lo que tu te puedes entender
de aquella burlesca sinfonía de risas eruditas de la conquista.
Los envidio porque no puedo justificarme
porque no puedo concibo la tranquilidad como un camino recto
porque soy el príncipe de la equivocación
odio la imperfección de la mirada de reprobación
con aquel sentimiento que me dice que tienen toda la razón
lo odio,
me da cólera la frase “ponerse en el zapato del otro”
porque me recuerda a la frivolidad y la mentira que vivimos en esta sociedad
de ser así hace rato que no existirían injusticias, abusos ni desigualdades
pareciera que estamos llenos de excepciones que terminan cumpliendo
la regla general.
Por eso desde el fondo de mi corazón les deseo lo peor, porque así me críe
y así nos educaron, para competir, ganar, perder, tener envidia y herir a los demás.
Mentirse a sí mismo se aguanta hasta que estas frente a tu cama antes de dormir
y te das cuenta que eres una mierda mentirosa, insegura, pero con sed y hambre
y esa es la razón para despertarse al otro día.